Quiénes Somos

PLASTICA DE MONTERREY
Imagen de la asociación en 1999

Al inicio de 1998, el maestro escultor Raúl De La Rosa Lara tenía la inquietud de realizar una exposición artística con la participación de los artistas de la zona sur de Monterrey. Para dar forma a este proyecto, reunió a la entonces presidenta del Comité de Damas, Sra. Cristina Villarreal de Flores, coordinadora del segmento cultural, Sra. Dolores Macías de Patiño, y a la Dra. Nohemí González de Robledo, integrante del Comité de Damas ademas alumna del maestro De La Rosa, interesadas también en este proyecto. Se inaugura entonces el “Primer encuentro de Artistas del Sur” en enero de 1998, y un año después el 28 de Enero de 1999, se lleva a cabo el “Segundo encuentro de Artistas del Sur” con gran éxito.

A partir de este segundo encuentro quedó acordado de manera formal seguir reuniéndose para compartir experiencias y con el firme propósito de formar una asociación civil que tuviera entre sus objetivos efectuar el intercambio de conocimientos y técnicas artísticas, el aprendizaje de otras innovaciones de arte, así también, la promoción y la búsqueda de espacios para exponer las obras del grupo. 

De esta manera, se efectuó el nacimiento de un grupo, que en un principio se denominó “Artistas de la Plástica del Sur” quienes se distinguían por su gran interés en el desarrollo de las artes plásticas y con el ferviente deseo de proyectar sus obras hacia la comunidad. Poco a poco, el grupo inicial se fue consolidando y se fue incrementando al recibir a otros artistas interesados en seguir los objetivos mencionados.

La visión de los socios fundadores se vio cristalizada al lograr su protocolización en el año 2002 durante la presidencia de la Sra. Laura Ayala de Sáenz, adquiriendo el nombre legal de “Plástica del Sureste de Monterrey, A. C.”, efectuando el registro ante el Notario Público No. 133, Lic. Ernesto Pérez Charles, firmando el acta constitutiva, escritura 876, Libro número 6, Folio número 1044, del 4 de noviembre de 2002, ratificando así los objetivos iniciales y comenzando de esta forma su ejercicio formal legal como Asociación Civil.

El arte en nuestra comunidad

El arte es una forma de resistencia, ese es su espíritu activo, más aún en los tiempos que corren. La Asociación Plástica de Monterrey es una muestra viva de esta resistencia, de esta lucha genuina por el arte.

Resistir exige del artista una lucha diaria por conquistar la verdad de su voz, mientras reta a la inercia del presente. Este grupo de artistas ha tenido la lucidez necesaria como para estar activo durante más de veintidós años. Aquí, la sociedad civil ha encontrado una plataforma de despegue tanto técnica como conceptual. Muchos de los artistas que participan en esta Asociación han tenido la suerte y el talento necesario para ser personas influyentes artísticamente en nuestra comunidad. Esto es para mí el principal objetivo de las asociaciones de arte: que el artista potencie su derecho a expresar y a defender a las artes en medio de una sociedad entregada a los vicios del consumo o de la industria.

El arte bebe de la fuerza de la rebeldía, intenta siempre arrancarle belleza desgarrada a la realidad, parte por en medio a los fantasmas de nuestro tiempo. Al darle voz y oportunidades a propuestas emergentes y consagradas, la Asociación Plástica de Monterrey se constituye como proveedora de libertad, como un lugar propicio para la experimentación. Al fomentar la expresión, al abrir espacios para quienes creemos en el arte, la resistencia se consuma, el espíritu de las artes se vuelve móvil e indispensable. Una comunidad que no se expresa está condenada al coma intelectual. Es necesario avivar y dignificar espacios dedicados enteramente a las artes, sin estos seríamos siempre víctimas de los dueños del mundo.

En la cinta “Sueños” del director japonés Akira Kurosawa, un viajero que desea ejercitarse en la pintura encuentra en el camino a Vincent Van Gogh, lo reconoce y decide conversar con él; Van Gogh pinta, sus manos y su mirada están entregadas al paisaje. La pintura para él lo es todo, el arte absorbe su espíritu y entonces el mundo empieza a transformarse desde el boceto del mítico pintor. ¿Por qué no estás pintando? le dice Van Gogh al viajero, el artista a holandés explica que el acto de pintar es un gozo efímero, es esclavizante, nos arrastra en un torbellino que parece no tener final, sin embargo, cuando el acto es verdadero nos entrega autenticidad mientras nos somete a su ritmo maquinal a veces sublime y siempre incontenible. Hay tanto que hacer y tan poco tiempo, termina diciendo el legendario pintor.

Este mensaje queda para los que intentamos la creación artística: hay tanto que hacer, tanto que pintar, tanto que esculpir, tanto que instalar, tanto que retratar y hay poco tiempo. Asociaciones como esta se han preocupado porque los creadores de la ciudad tengan un sitio donde verter esa inquietud, en donde logren ejercitar el espíritu de la rebeldía artística y sobre todo que exista un lugar en donde ejercer y conquistar esa autenticidad.

En este libro encontrarán los rostros y las obras que han dado forma a las luchas y a las esperanzas que habitan en el espíritu de esta agrupación de artistas durante los últimos años. En cada rostro y en cada obra pervive la necesidad de hacer de las artes algo afirmativo, valioso, necesario y digno. En cada página encontrará el lector la vitalidad propia de las artes que intentan ofrecer una visión del mundo a pesar de las oscuridades. Mientras sigamos por esta senda, el arte estará bien protegido.

Defender a las artes es una labor diaria, resistir es una labor que dura toda una vida. La Asociación Plástica de Monterrey cumple con ambas ideas al ejercitarse en la fuerza creadora del arte y al procurar espacios para la libre expresión artística. Sin esto, la resistencia sería imposible.

Samuel Rodríguez Medina